El arpa al servicio de la intimidad

El músico suizo Andreas Vollenweider, uno de los puntales de la música conocida como New Age, realiza a partir de hoy una pequeña gira por varias ciudades españolas. Esta noche se presenta en el Palau de la Musica de Barcelona y mañana lo hará en Madrid, en el Teatro Monumental, para actuar después los días 30 de noviembre y 2 de diciembre en el teatro Fleta de Zaragoza y en el Coliseo Albia de Bilbao respectivamente. 

Nacido en Zurich (Suiza) en una familia de vocación artística -su padre es el organista Hans Vollenweider, el singular arpista saltó a la fama en el Festival de Jazz de Montreux de 1981. Ese mismo año había publicado su primer disco, Behind the gardens. Fue el comienzo de una carrera tan tranquila como fulgurante: al año siguiente su álbum de debut era ya disco de platino en Suiza y Alemania y de oro en Holanda. Comenzaron las giras apoteósicas y Andreas y sus amigos -así se hace llamar el grupo que le acompaña- siguieron editando discos: Caverna magna (1982) y Pace verde (1983).

En este último, el etéreo tañidor se mostraba ecologista y pacifista militante. Pace verde consiguió en los Estados Unidos colocarse en las listas de discos má vendidos, tanto en la sección de pop como en la de jazz y música clásica. A estos discos siguieron White wings (1985), Down to the moon y el más reciente. Dancing with the lion (1988), en el que se basarán sus conciertos españoles. En este último álbum, Vollenweider parece haberse liberado de los excesos electrónicos de antiguos trabajos y ha contado con más de doscientos músicos para su grabación. 

El estilo personalísimo de Vollenweider es difícil de definir: En su música -seductora, relajante, psicodélica quizás, mística sin duda- se dan elementos de todo tipo, amalgamados por unas manos inspiradas. Puede sonar clásico, pop, Jazzistíco, africano o sudamericano con pocos segundos de diferencia. Para conseguir las tonalidades precisas, el músico suizo ha modificado su arpa, incorporando a esta una sordina y ampliando electrónicamente la gama del instrumento. Vollenweider, que además de el arpa toca el piano y la flauta, no cree que exista la llamada new age music ni poseer ningún estilo musical. Menos le molesta que se califique a su música, y a él mismo, de «esotéricos». El sueño y el relax están servidos.

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