Los vídeojuegos son peores que el crack

Después del «crack», el videojuego es probablemente el producto más adictivo jamás inventado. Un ejército de jóvenes fanáticos responde directamente a los diseños de los creadores de programas y responsables de márketing de Sega o Nintendo, y los padres, desconcertados, se quedan en tierra de nadie: no comprenden nada. Entre Navidad y Reyes, una nueva generación emprenderá el camino de la adicción a este componente, el más rentable ahora mismo, de la autopista informática que viene. Pero, ¿qué efectos ejercen, de verdad, sobre los jóvenes jugadores el aislamiento que promueven los videojuegos y su violencia ciega? ¿Lo sabe alguien? 

Hace pocos días, en Washington, una comisión parlamentaria contemplaba, horrorizada, proyecciones de nuevos juegos con imágenes de calidad cuasicinematográfica en las que mujeres son torturadas o «enemigos» decapitados en medio de charcos de sangre.


Los congresistas, airados, siguen estudiando medidas de control gubernamental sobre estos productos, mientras los dirigentes de las empresas fabricantes aseguran que con una advertencia en el envoltorio, advertencia colocada por la propia industria, es más que suficiente. Aunque, luego, niños de diez años puedan jugar en cualquier salón de juegos con los programas más violentos, «solamente para adultos» según la advertencia proporcionada por el «autocontrol» de la industria. Catherine Bennett ha examinado para The Guardian este mundo, que encubre un mercado millonario, acercándose a sus usuarios... ¿o víctimas? Un caso clásico. es el de Tiffani Bird, 23 años y adicta desde hace un decenio, desde los primeros y primarios «comecocos». Tensa, Tiffani se seca las palmas de las manos en sus muslos. 

Un bicho -un murciélago digital- le está dando problemas. Maneja los controles, intentando que Aladino (o «Aladdin», en este caso) salte sobre una serie de troncos flotantes en una cueva, pero los murciélagos no hacen más que atacarle. Aladino se cae al agua, y cada vez se le devuelve al inicio de esta fase del juego. «Aladdin» es un juego nuevo, puesto a la venta simulando secuencias reales.

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