Se duplica el tomate para conserva
El tomate para conserva andaluz está de moda. La superficie
dedicada a este cultivo crece todos los años debido a la buena rentabilidad que
ofrece.
Así, el número de hectáreas plantadas ente año alcanza las 6.487, un
54% más que el año anterior, lo que supone un incremento en cifras absolutas de
más de 2.200 hectáreas.
Según los últimos datos recogidos por el Registro de
Superficies y Producciones de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo
Rural.
Este dato positivo viene a corroborar una tendencia al alza
que se está produciendo en el último lustro. De manera que si atendemos a la
media de superficie de tomate para conserva entre 2010 y 2013, el crecimiento
es de un 116%, pasando de las 3.002, a las 6.487 actuales.
"En los últimos años, este tipo de tomate está teniendo
una rentabilidad mejor que otros cultivos que, por el contrario, están
sufriendo un descenso en sus márgenes", explica Jesús Valencia, portavoz
de Coag en el sector y gerente de la cooperativa Las Marismas de Lebrija, que
asegura que el kilo de tomate se está vendiendo a 0,072 euros.
Y es que la producción de este cultivo se concentra
principalmente en la provincia de Sevilla, entre los municipios de Los
Palacios, Utrera, Las Cabezas de San Juan y Lebrija, que acumulan más de 6.000
hectáreas de las totales.
"En estos momentos, estamos a la máxima
capacidad que pueden asumir las fábricas de la zona", reconoce.
Aunque el tomate para conserva de esta zona "tiene el
hándicap de que no podemos prolongar mucho la campaña, porque las lluvias de
otoño llegan pronto, sí es cierto que somos los primeros en recolectar de toda
Europa, incluso antes que los extremeños, principales productores",
prosigue Valencia, que conoce bien el sector ya que lleva desde el año 86
desarrollando su labor como productor.
El 80% de la producción que se obtiene
en Andalucía se exporta, sobre todo, a países de Europa. No obstante, los
tomates sevillanos llegan también a África, Oriente Medio o Japón.
Con ellos se fabrica la base de todas las salsas de tomate,
"que consiste en zumo de tomate al que se le quita el agua por arrastre de
vapor", abunda el representante de la organización agraria. Tomate frito,
ketchup o salsa para pizzas son los productos elaborados más comunes que se
sirven de este cultivo.
"Es un producto muy valorado porque genera un gran
número de empleos y ayuda a que la gente permanezca en zonas rurales porque
necesita mucho cuidado, quitar las malas hierbas o un riego por goteo muy
específico. Por eso, ha ayudado a aliviar los efectos de la crisis",
insiste Valencia.
"El agricultor de la zona conoce bien este tipo de
tomate, por eso está plantando más superficie en lugar de la remolacha, el maíz
o el cereal", concluye.
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