La credibilidad del sistema financiero

El grave affaire Ibercorp y la presunta implicación en él del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio -al igual que el desvelamiento de algunas sorprendentes y problemáticas decisiones de Miguel Boyer cuando era responsable del Banco Exterior de España, también en beneficio de Ibercorp- han sembrado una fuerte inquietud en los medios financieros, temerosos de que el escándalo ponga en entredicho la credibilidad del sistema bancario español en su conjunto.

En rigor, no tendría por qué ocurrir semejante cosa. La Banca española, globalmente considerada, goza de excelente salud. España cuenta con unos Bancos de reconocida solvencia, que mantienen una elevada rentabilidad -ayer lo puso de relieve, datos en mano, la Asociación Española de la Banca privada- y pueden competir en eficiencia con las mejores instituciones financieras de todo el mundo. 

El «escándalo Ibercorp» no pone en cuestión, en modo alguno, la solidez y honorabilidad generales de la Banca española sino, pura y exclusivamente, la actuación de un pequeño puñado de personas que, amparándose en situaciones de claro privilegio político, se han servido de prácticas irregulares para obtener beneficios personales de difícil -si no imposible- justificación. Pero, para que la opinión pública pueda percibir con claridad esta neta distinción, es imperioso que lo ocurrido en el «caso Ibercorp» se clarifique, depurándose las responsabilidades de todo tipo en que se haya incurrido. 

Hace falta que la Comisión Nacional de Valores, que ya ha puesto en marcha una investigación sobre ello, aclare si los máximos directivos de Ibercorp realizaron manejos para beneficiarse a costa de sus accionistas. Pero habrá que comprobar también si es cierto que el gobernador del Banco de España -cuya labor global al frente de la primera institución financiera de Estado es asunto aparte- facilitó información privilegiada a sus amigos de Ibercorp: una acusación de gravedad indiscutible, pero que parece obligada después de la presentación de serios testimonios en ese sentido. ¿Ha habido un trato de favor del Banco de España a los responsables de Ibercorp? ¿Qué beneficios ha producido ese favoritismo a las haciendas de quienes lo recibieron y quienes lo otorgaron? 

Eso también debe dilucidarse cuanto antes y a fondo. El PP reclamó ayer que se forme una Comisión de Investigación parlamentaria al respecto. Es la vía adecuada para que nuestro sistema financiero pueda separar netamente el trigo limpio de la mala hierba. Si el grupo parlamentario socialista impide o dificulta la investigación, caerá en el mismo grave error en el que ya ha incurrido el Gobierno, al no aceptar la dimisión de Mariano Rubio: contribuirá a crear una nebulosa de sospecha e incertidumbre general, con evidente perjuicio para el conjunto de la vida financiera española. Porque es muy malo para ésta que el Banco de España tenga en su cúpula a un hombre que vive bajo franca sospecha.

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