Argelia condena a muerte a un retrasado mental

Tres condenas a muerte, una a veinte años de carcel y tres a diez años, es el resultado de la sentencia de la sala de lo criminal del Tribunal de Tremecén, 600 kilómetros al suroeste de Argel, contra una banda integrista dirigida por un «débil mental». Yacub Mohamed, un esquizoide profundo que en 1990 fundó la banda, bajo el pomposo nombre de Hezbulá (Partido de Dios), pasará ahora el resto de sus días en el manicomio de Sidi Charmi, pero tres de sus acólitos, que vieron en él a un enviado de Alá, se exponen a acabar sus días ante un piquete de fusilamiento. Abusando de la credulidad e ignorancia de los reclutados, el presunto jefe de Hizbulá les convenció de que el profeta Mahoma, a quien según la religión islámica Dios reveló la Ley que debe de regir para todos los musulmanes, no existió, de que el Ramadán, el mes santo de esa confesión, dura seis días, y de que no es obligatoria la plegaria, uno de los cinco mandamientos del Corán.

Al considerar que, de acuerdo con ello, los musulmanes habían caído «en la herejía», los 25 miembros de Hezbolá se prepararon para la «Yihad» (guerra santa) contra sus «desviados» hermanos musulmanes y la iniciaron con el robo de unos cientos de kilos de explosivos y el asesinato del guardia de la cantera que los vigilaba. Abdelkader B., Abdeslam T.D. y Ahmed C. (las autoridades no han dado sus apellidos y eso normalmente significa que son menores de edad) fueron los autores materiales del asesinato del guardia, y los tres contra los que se ha pronunciado la pena capital.

Con los explosivos robados, los integrantes de «Hizbulá» (cuyo nombre ya indica una cierta influencia del chiísmo libanés) iban a perpetrar atentados contra cuarteles, tribunales y otros centros oficiales del poder argelino, al que consideraban «kufar» (herético). Para «mantener el fuego sagrado», el esquizofrénico jefe de Hezbolá les encomendó como misión atacar las mezquitas donde la plegaria no se ajustaba a las normas decididas por él, y la primera elegida como objetivo fue la de «El Atik», cerca de Tremecén. Los ataques continuaron, esta vez contra la mezquita Dar el Adab en Henaya, suburbios de Tremecén, pero esta vez el resultado fue herir a cuatro fieles que realizaban la plegaria del «dohor» durante la fiesta del Aid el Fiter, una de las más importantes del calendario musulmán, el pasado 16 de abril.

Detenidos por la Gendarmería Nacional (Policía militarizada), 25 miembros de la banda fueron procesados por el Tribunal de Tremecén, una de las ciudades más conservadoras y religiosas, que dictó sentencia esta mañana tras seis horas de deliberación. Fruto del malestar social imperánte en Argelia, la historia de esta «demencia colectiva», como la califica hoy un diario de Argel, tiene una cierta relación con la de otros grupos como los «afganos» o «Takfir ual Híyera» (redención y exilio), que para «liberar Jerusalén de los infieles» no han encontrado mejor método que atacar a representantes del poder argelino. 

Cercanos a la «nebulosa integrista» dirigida por el Frente Islámico de Salvación (FIS), estos grupos son calificados de «verdaderas piedras en el zapato» por responsables de ese partido de masas, que afronta una posible ilegalización y nunca les condenó abiertamente. Admiradores del integrismo chií iraní, del que sólo les llegan referencias míticas y elogiosas, estas bandas de activistas no dejan de chocar con la manera de entender el Islam de la base integrista argelina, fundamentalmente «salafí» (orientalista) e inspirada en el ejemplo de la Arabia Saudí de hace dos siglos.

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