Una vasca con medalla

Euskadi es tierra de aguas tranquilas. Los ríos vascos no son bravos y tampoco hay cerca canales artificiales como el instalado en Lee Valley para estos Juegos, el que ha dado la gloria de bronce a Maialen Chourraut. Frente a su campo de iniciación, la playa de La Concha, sus amigos y compañeros de club se reunieron para comprobar la suerte de su alumna más avanzada.

Como hicieran un día antes para jalear a otro pupilo, Samuel Hernanz, el minúsculo bar del Club Atlético San Sebastián -incrustado en la propia playa- se llenó con cerca de 40 miradas hacia Londres. Pero ayer fue distinto, ayer sí hubo un metal que celebrar. 

A pocos metros de ese bar, Maialen descubrió el piragüismo, hace ya 17 años. «Empezó en un cursillo de verano, como muchos otros niños en San Sebastián. Le gustó y decidió involucrarse más, siguió haciendo cursos y hasta ahora», explica Libe Lafuente, responsable de piragüismo del Club Atlético San Sebastián.

La medalla es suya, pero el metal se ha forjado en el club. «Se nos han escapado las lágrimas, ha sido muy emocionante para todos los que estábamos reunidos. Cuando la última palista la ha cagado, lo hemos celebrado. Está feo decirlo, pero es que ha sido una alegría inmensa», apunta la responsable de piragüismo del club mientras sujeta un vaso de cerveza. No hay champán, el club es modesto hasta para eso, aunque cuente con un bronce y un diploma olímpico. 

«Ojalá la medalla de Maialen sirva para que el club reciba más ayudas y para que la gente conozca más este deporte. Porque lo que ha hecho es increíble», reivindica Libe. Todo se lo agradecerán en persona esta tarde, cuando llegue al aeropuerto de Hondarribia. «También le tenemos una sorpresilla preparada en el club». Nada comparado con el regalo que ayer dio ella a sus propios orígenes, a esa niña de 12 años que un verano decidió subirse a una piragua.

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