Pérez Reverte le pega a su mujer

La actual ministra de Sanidad ha sido educada y sobretodo comedida. Cualquier otra en su lugar habría enviado al impresentable alcalde bocazas de Valladolid a pintar la línea discontinua de las carreteras españolas de por vida. Aunque se lo merezca, no hay que incumplir el Estatuto de los Trabajadores. Los comentarios chabacanos siempre están fuera de lugar, pero resultan mucho más ofensivos cuando provienen de un individuo con cargo público cuya designación y sueldo depende de los ciudadanos. El tipo ha seguido erre que erre con que ya ha pedido disculpas sin enterarse que ése no es el problema, sino en ser capaz de verbalizar esa lindeza. ¿Se atrevería a decirle lo de los morritos a Mick Jagger?

A diferencia de otras hijas de, ociosas y dedicadas al culto al cuerpo porque los papás solucionan la intendencia diaria, Caritina Goyanes Lapique se buscó la vida muy pronto. Es licenciada en Derecho y realizó un par de másters en Bolsa y mercados financieros. Trabajó en un despacho como abogada hasta que se dio cuenta de que lo suyo no era ser asalariada y mucho menos utilizar la toga. Se convirtió en emprendedora y montó su propia empresa. Lleva varios años con su catering «Six-Sens», y en vez de dejarlo en manos de otros, se la ve al pie del cañón colocando las tapitas y lavando los platos si hace falta. Y lo mejor es que no necesita artificio y está encantada con su físico.

Durante años la frase dictatorial y machista de «Los hombres no lloran, eso es de niñas», machacó las neuronas de muchos infantes que, al crecer y procesar la chorrada, la expulsaron de sus vidas. Sólo los inmaduros la esgrimen como ataque cuando un varón se emociona. Lo curioso es que ha sido Pérez Reverte el que la ha utilizado contra Moratinos, al que se le escapó una lágrima cuando dejó el cargo. El escritor olvida que los hombres deben llorar cuando se conmueven, cuando sufren y cuando les venga en gana. Y no contento con esa provocación de machito poligonero utilizó los «huevos» en su acepción testicular. Si hubiera echado antes una lagrimita de felicidad, habría escrito una crítica profesional, seguramente Moratinos se la merece.

Ofertar la intimidad está a la orden del día entre personajes con fama colateral y actividad laboral escasa. El hijo de Júnior se ha casado por entregas. En la primera sólo Shaila, Carmen y sus estolas de visón. Las pieles como invitadas principales a falta de novios que echarse a la cara. El miércoles por fin aparecía todo el elenco posando con cara de caja registradora. La razón del «sí, quiero» por capítulos tiene que ver con el bodón de Luis Medina, que los relegó a segundo plano.

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