La historia de Benidorm

La historia de Pedro Zaragoza, el alcalde que inventó la ciudad de Benidorm tal y como hoy la conocemos, es un mito. Un mito que el periodista y colaborador Pedro Nuño de la Rosa retrata en la biografía que desveló en la pasada edición de Fitur tras años de letargo en sus archivos. Ese volumen ha tenido todo tipo de presentaciones y parabienes en Benidorm, pero le faltaba cumplir con la "segunda patria chica" del personaje, el municipio de Benissa, de donde procedía su esposa, María Ivars Ivars.

Y es lo que hizo ayer Nuño de la Rosa ayer en la sede universitaria de La Marina, de Benissa. Más allá de narrar y contar los detalles de cómo Zaragoza logró que el bikini se autorizase en las playas de Benidorm o de cómo se gestaron las normas urbanísticas que hoy caracterizan a la meca del turismo valenciano, el periodista se detuvo, claro está, en las andanzas que llevaron al personaje a encontrar a la mujer de su vida y de sus sueños. Fue casi por casualidad, como las grandes cosas. Zaragoza juega al fútbol con el Benidorm; vuelve de un partido en Dénia y se detiene en Benissa, donde sus compañeros tienen amigos en La Cultural, una especie de casino de pueblo. 

De allí a una Nochevieja, que se celebró en la fábrica de muebles de la familia de María, en la que se produjo en flechazo. "Parece que la atracción fue mutua", expone Nuño de la Rosa. Pedro tuvo que cortar con otra relación seria que mantenía con una joven de Extremadura. "El noviazgo duró dos años en los que Pedro Zaragoza no cejó en su constancia y empeño en acudir a visitarla todos los domingos con la Vespa". 

El tiempo y la perseverancia convencieron a los padres de María de que al final habría boda, concretamente el 24 de septiembre de 1952, en la Catedral de la Marina. ¿Y por qué considera tan crucial el papel de María Ivars en la vida de Pedro Zaragoza? "Fue su conciencia crítica y asesora de la más estricta sinceridad y fidelidad demostradas", relata el autor. "Nunca se equivocó ella cuando le advirtió de los traidores con golpes de pecho y persignándose", le reconoció Zaragoza en su múltiples conversaciones con Nuño de la Rosa. "Siempre estuvo casado y, además, enamorado a perpetuidad con María Ivars Ivars, con quien tuvo cuatro hijos y ocho nietos".

Y a partir de ese capítulo, que el autor considera capital en el artículo para conocer la trayectoria de Zaragoza, Nuño de la Rosa ya bucea en los detalles de todas las épocas por que ha pasado el insigne alcalde de Benidorm. Primero en la Alcaldía, la incipiente industria turística; el diseño de la ciudad; la llegada del agua, la historia del bikini, el festival de la canción... todo con pelos y señales y mil y una anécdotas contadas por su propios protagonistas, incluida María Ivars, baluarte esencial para la contingencia de los hechos que narra Nuño de la Rosa.

Y no sólo de los logros en Benidorm. La biografía alcanza también los políticos al frente de la Diputación de Alicante, primero, y como gobernador civil de Guadalajara, en los albores del franquismo, y los personales, como sus últimos estudios en Periodismo.

Más allá de ser una biografía, con abundante material procede de la propia familia Zaragoza-Ivars, el libro de Pedro Nuño de la Rosa no deja de ser también un paseo por la transformación de Benidorm, desde los años años 30 hasta la actualidad, con abundante material gráfico que muestra cómo la ciudad pasó de ser un pueblo pesquero a un gigante turístico con la aparición de edificios de muchas alturas en detrimento de la huerta.

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